miércoles, octubre 19, 2005

10:26 am



Un receso,
se evaporan voces tan cercanas
que siento su nicotina liberarse de mí.
He desconectado
todo a mi alrededor
para que nada ni nadie ose
a interrumpir el juego de las letras.


Undécima carta que te escribo,
te lloro hoy sin esas gotas
que llaman lágrimas,
te llamo hoy sin celos,
sin voz, sin saber por qué te fuiste.
Llueve en el interior de un cuerpo vacío,
llueve y su manto es una celda
donde estoy cautivo.


José Daniel
Poema de "Despertar incierto".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dolorosamente bellos tus versos...

Anónimo dijo...

Llega un momento en el desamor que ya no quedan las fuerzas ni para llorar, ni para los celos... Es allí donde el amor empieza a morir de verdad...