sábado, julio 26, 2008

La cuerda cortada (Bertolt Brecht)


La cuerda cortada puede volver a anudarse,
vuelve a aguantar, pero
está cortada.

Quizá volvamos a tropezar, pero allí
donde me abandonaste no
volverás a encontrarme.

Bertolt Brecht

Versión de Jesús Munárriz y Jenaro Talens

miércoles, julio 23, 2008

Noches de cascabel


Tú me regalas un cascabel, dos estrellas y un champú de huevo, mientras viajo en este mundo de babel y doy, doy muchos palos de ciego. No sonarán en las noches de farra los pies cansados del caballo, ni te rozarán mis callosas manos porque siempre tu voz me aparta.

Noches de cascabel y hadas, duendes, gnomos y cañas.

Seré el innoble dormido vicioso en los insomnios de los miedos: miedo a un sin ti, y sin ti hasta luego, que para morir es mejor estar solo. En las noches, la enfermedad horaria me abarca, me aprisionan las dudas cayendo lágrimas de metal lascivas en mi almohada mojada que no tiene culpa.

Noches de sueños y cascabeles, credos, monsergas y rezos.



Jdpalma.

sábado, julio 19, 2008

Confesión (Charles Bukowski)





Esperando la muerte

como un gato

que va a saltar sobre

la cama


Me da tanta pena
mi mujer

Ella verá este
cuerpo
blanco

rígido

Lo zarandeará una vez y luego

quizás

otra:

...Hank...

Hank no
responderá.


No es mi muerte lo que

me preocupa, es mi mujer

que se quedará con este

montón de

nada.
Quiero que
sepa

sin embargo

que todas las noches

que he dormido a su lado


Incluso las discusiones

más inútiles

siempre fueron

algo espléndido


Y esas difíciles

palabras

que siempre temí

decir

pueden decirse

ahora:


Te amo.


Charles Bukowski

jueves, julio 17, 2008

Cuántas veces...

Cuántas veces,
en el silencio del agua mansa,
al final de un callejón con cinco arcos sin salida,
en el margen de una travesía
solitaria, has dejado caer tus llantos.
Unas manos cubren tu rostro, otras te apresan,
te sostienen, nos sujetan con astucia
terciopelo y, un segundo después, se evaporan
sin saber que el roce ha calado en nuestro interior
como una señal que perpetua un recuerdo.
Manos invisibles que alrededor bailan
como vientos implicados de dulzura en el discurrir
de un juego de niño. Escondite para unas caricias
envueltas en papel traslúcido, albas, espirituales,
próximas y nobles que no hace falta ningún
vestigio para encontrar aposento tan protegido.
Pero me dirás -y no te culparé- que no hay nadie, que el mundo
sucumbió un día de noviembre bajo el manto de hojas muertas,
y que tu cuerpo, tu tacto, y tu desnudo silencio
sigue sin hallar el roce de esta levedad.
No sufras, lo que ahora se presenta ciego
y amargo para el sufrimiento de tus llagas en el abismo,
se fortalecerá con el ahínco de esas manos que no
invento porque soy tú, soy él, somos nosotros.
El hombre por y para el hombre, y digo hombre,
no superhombre y sus circunstancias.


José Daniel Palma