martes, noviembre 30, 2010

Fantasías del hogar


Para sorprender a mi esposo me vestí con un picardías color crudo y unas medias negras. Encendí una vela, preparé algún que otro juguete y le esperé en semipenumbra con toda la sensualidad de una pantera. Abrió la puerta, caminó por el pasillo hasta que entró en nuestra habitación. No me quiso ver, no me buscó, no me olió... Su reacción, una vez más, me devolvía al mundo monótono y real en que transitaban nuestros días, salvo que esta vez, se desnudó apresuradamente, abriendo el armario con sigilo, e introduciéndose como pudo, para espiarme a través de las rendijas que dejan las láminas de las puertas.

Guadalajara (2010)

1 comentario:

Susana Pérez dijo...

Él también estaba cansado de la monotonía de los días...

Saludos