domingo, noviembre 06, 2005

18:32 pm.



Un abanico de inquietudes
sacude azotes sobre una espalda que carga
centenares de sentimientos acongojados
por el maltrecho pasillo que llega a la estancia.


Allí no estás, no hay nadie,
sólo un retrato en sepia que se diluye,
sólo una fragancia que el tiempo borra,
sólo un terco en el abismo de la locura.

Allí no estás, no hay nada,
sólo un cajón abierto, un revólver,
sólo un reloj que se esconde en sus horas,
sólo yo, sólo un cartucho y muchas dudas.

José Daniel.
De "Despertar Incierto".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las dudas hay que resolver antes de tomar la decisión última...
Besos