Llegó por recomendación familiar, observó sus alrededores y se marchó sin decir adiós... De regreso a su pueblo decidió aprender a morir por si solo, no estaba dispuesto a esperar la muerte sentado entre sus recuerdos y los de sus quintos.
Esa noche volvió a emborracharse de soledad y vino manchego ante la mirada impasible del retrato de su esposa, fallecida el último invierno.
José Daniel
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