viernes, enero 28, 2005

Háblame

Háblame..., háblame con susurros al oído mientras esta masa amorfa se traslada a los soles de tu mundo; mientras mis ojos se acostumbran a los destellos de tus miradas piadosas, y cuéntame..., cuéntame como vives desde que dormito en esta nave de dolor y negación; desde que mi júbilo se vio arruinado por ese fatídico incidente. Tengo mucho tiempo..., mucho porque quizás nunca se atrevan a ordenar sus conciencias aquellos que tienen que estampar un sí ante mi derecho a la muerte. Pero dime..., dime cómo es ese hombre que amanece entre los albores de los días y acaricia tu suave piel. No creas que no me ha dado cuenta: tu aroma está impregnado en nuevos rincones, los ojos son señales que arrebatan razones, guías que no esconden las láminas lucientes, y tus ojos brillan..., brillan más que nunca, aunque en esta habitación duerma abrazado a mí la tristeza.

Soy vigilia de cuello para arriba, lo sabes, y nostalgia hacia abajo. Las noches son mis días y mis días tus miedos, pero expresa..., expresa sin temor como roza con su lengua tus labios; si sosiega el frío de tus pies en las madrugadas; si es consciente que estás atada a una estatua perenne que habla incansablemente esperando irse; si es un amor que fluye con las horas o es una mera fantasía pasajera para saciar el hambre que conmigo nunca calmarás...

Háblame..., háblame aunque sea con mentiras y niegues el rocío de las mañanas. Este barro se resquebraja en la calima de los recuerdos mientras se redacta un nuevo credo; mientras las bienaventuranzas incluyan a aquellos que todo lo hemos perdido, y a aquellos que hemos decidido no tolerar más el sufrimiento para los nuestros y nosotros mismos. No hay suicidio más atroz. Cuéntame..., cuéntame para que mis sentidos no se duerman, y las sombras de tu figura queden grabada en el alma que espera su marcha. Tengo mucho tiempo..., mucho para verte nuevamente feliz aunque no sean mis brazos los que te rodeen. No sufras, tú sólo háblame..., háblame hasta el día de mi muerte.

Jdpalma.

1 comentario:

Unknown dijo...

José Daniel:

Me has traido a la memoria la reciente pelicula de Javier Bardem. "Mar adentro", he instalado a tu personaje en las circunstancias que relata ´la pelicula y he podido dolerme y sentir a la vez la ternura que regalas con tu texto...

¡¡Muy hermoso!!

Abrazo a tu piel sensitiva.