Llevo impregnado tu olor en un imagen nítida de recuerdo, -dormíamos los dos-, a veces revira en el presente perpetuando el encuentro, -dos amantes bajo el fuego-. Ese aroma virgen derrochado sin nada a cambio en un instante mágico, -¿qué frívolo el tiempo?-, fue lo único que quedó. Pero ahora, te persigo suspirando y tu ausencia convierte el mundo en abstracto.
José Daniel Palma
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