Me ensucian
y lastiman unas manos
marcadas con el llanto inagotable
de unos besos
equivocados en ilusiones.
Tan cerca
existes, que el precinto
que aguanta nuestra distancia
es un hilo, un fleco
con aguijones de miel
en el paraíso de la araña:
sábanas hilvanadas, casimir que segrega
aromas impuros, briznas
con alacrán ebrio de dolor,
ojos que se abrazan al sueño de verte,
verte desnuda
cuajando versos sobre mi pecho
como antaño cuando el sol no existía.
Me deshonran
y vulneran pensamientos impropios
para el fin de esta alianza
que aprisiona mi dedo
y estrangula mi esencia.
No soy capaz
de liberar
un cuerpo,
mi cuerpo,
en prisión
hipócrita por una herencia
que quizás nunca vea.
Es tan frío
el cañón del revólver
que nos despediremos con un abrazo
mientras gire el tambor
de la suerte.
José Daniel
Mayo-05
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