Imagen: Magiz Ziks
Hay cruces, heridas sobre pechos,
y cientos de coronas recordatorias
para un cuerpo mudo sin sentido.
Hay lágrimas contagiosas en rostros,
y un silencio que enmaraña el gentío
para un adiós último sin tacto.
Hay un ataúd, una señal clavada,
y dentro un cuerpo descansa
durante estos siglos sin luz.
y cientos de coronas recordatorias
para un cuerpo mudo sin sentido.
Hay lágrimas contagiosas en rostros,
y un silencio que enmaraña el gentío
para un adiós último sin tacto.
Hay un ataúd, una señal clavada,
y dentro un cuerpo descansa
durante estos siglos sin luz.
(Mordiscos y obsesiones impregnan
el aura de la vida)
José Daniel.
1 comentario:
Es delicioso que la mordida tenga ésos dotes de obsesión... saludos desde mi jaula...
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